‘Amalgama’, homenaje a Andalucía

«De bien nacidos es ser agradecidos», reza un dicho popular. Y Terrassa siempre ha tenido muy presente la aportación de sus inmigrantes. Con ellos forjó una parte decisiva de su historia: su crecimiento como referente de la industria textil. Y es que miles de ciudadanos llegaron desde muchos lugares de la Península para trabajar en la incipiente industria, estableciéndose definitivamente y contribuyendo con su mano de obra al espectacular desarrollo económico de Terrassa de finales del siglo XIX y gran parte del XX. La mayoría de ellos provenían de pueblos andaluces, que abandonaron huyendo de míseras condiciones económicas en la mayoría de los casos; pero también de las persecuciones políticas de la Dictadura de Franco. Aquí arraigaron y crearon familias fruto de una nueva cultura que integraba rasgos locales y foráneos.

Décadas después, ya con muchos de esos primeros inmigrantes fallecidos, la ciudad de Terrassa quiso tener un reconocimiento hacia miles de ciudadanos andaluces que se labraron una nueva vida aquí, integrándose en una nueva situación, lo que hizo que se creara una especie de «amalgama cultural«. Es por ello que el artista terrassense Ramon Suau i Pomés eligiera ese título para la obra que concibió como homenaje a esas personas.

Su trabajo se erige en la Plaza de Andalucía, ubicada donde acaba el tramo norte del Parque de Vallparadís, en el Pla de la Font de l’Apotecari. Es una composición de gran espectacularidad que destaca por sus sinuosas formas y que fue elaborada en metal pintado de blanco. La estructura de Amalgama la forman tres ramas de parten de un mismo tronco y que ascienden de forma desigual hasta encontrarse en un mismo punto. Tiene una altura total de ocho metros y una anchura de tres, y su base octogonal cuanta con una inscripción de mármol donde figuran los nombres de las ocho provincias andaluzas.

Según explicó el artista en su momento, las «ramas» que componen la escultura simbolizan distintas personas que atravesaron por diferentes vicisitudes para llegar a un mismo punto de encuentro. El número de ramas tampoco es casual; son tres porque representan tres culturas: la andaluza, la catalana y la nueva cultura fruto de la fusión de ambas: la amalgama cultural.

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