La inocencia y la ternura como cualidades de la infancia definen la escultura Nena i Cèrvol (niña y ciervo), que podemos contemplar en los jardines de la Casa Museu Alegre de Sagrera (Museu de Terrassa) tras haber ocupado otros emplazamientos de la ciudad.
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Verdor romántico
Arte en el cementerio
Ya que hoy se celebra la noche de difuntos, no se me ocurre mejor momento que hoy para repasar el arte del cementerio de Terrassa. Y es que todos los camposantos de grandes ciudades cuentan con una auténtica colección de arte escultórico auspiciada por los familiares de los finados. El culto a la muerte tan arraigado en nuestra cultura ha hecho que muchas familias acomodadas rindan homenaje a sus muertos mediante tumbas y mausoleos profusamente adornados. Para ello, a lo largo de la historia han recurrido a los servicios de artistas de prestigio, logrando así sin proponérselo que muchos cementerios de todo el mundo se conviertan en una apasionante exposición permanente de escultura (otra historia es la presencia de difuntos ilustres, que genera no menos interés entre turistas y visitantes).
La llama olímpica
El fuego olímpico o bien un atleta portando una antorcha encendida que brota del mismo fuego. Son dos de las posibles interpretaciones que permite esta escultura de nombre no menos descriptivo: Flama II (Llama II) y que fue erigida en conmemoración de un hecho histórico para la ciudad de Terrassa, como fue ser subsede de los Juegos Olímpicos de Barcelona que se celebraron en 1992.
La escultura fue creada por Ferran Bach-Esteve por encargo del Ministerio de Educación para formar parte de una exposición que se presentó en el espacio Tecla Sala de Hospitalet de Llobregat. Un año después y tras el fallecimiento del artista, su viuda la donó a la ciudad para que fuera instalada en un lugar público. Y el Ayuntamiento decidió aprovechar la remodelación de la Placeta de Saragossa para decorar su nueva isleta de césped y situar en un céntrico lugar el recuerdo de un evento deportivo que llenó de orgullo a los terrassenses.
La llama concebida por Bach-Esteve es una escultura de vanguardia elaborada en acero inoxidable pulido, tiene una altura de tres metros, un diámetro de 8 centímetros y pesa 600 kilos.