En el extremo sudoeste del barrio de La Cogullada, aprovechando la colina que separa dicho barrio de la autopista C-58, encontramos un parque no muy conocido por los terrassenses, pero que aporta una amplia zona de esparcimiento a los vecinos de la zona. Ocupa una amplia extensión en desnivel y funciona como colchón que aísla el barrio del ruido de la vía que une la ciudad con Manresa y Barcelona.
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Casal Cívico de La Maurina, emblema de barrio
El nuevo Casal Cívico del barrio de La Maurina es el buque insignia de proyecto urbanístico más amplio que ha tenido lugar en la plaza del mismo nombre y su entorno durante los años 2017 al 2019. Incluida dentro del Pla de Barris de La Maurina, dicha intervención urbanística ha supuesto, además de la dotación al barrio de equipamiento sociocultural, la rehabilitación de un espacio neurálgico y de algunas calles adyacentes al mismo. El nuevo equipamiento se halla perfectamente adaptado a la orografía irregular de la plaza, que también ha sido remodelada en forma armónica, y destaca por un diseño moderno y colorista no exento de cierta vocación de emblema para el barrio.
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Un nuevo parque se gesta en Sant Pere Nord
El Ayuntamiento de Terrassa ha anunciado un ambicioso proyecto de transformación del espacio delimitado por la Rambla Francesc Macià, la calle Provença y la avenida Béjar. Se trata de la urbanización de ese sector para transformarlo en un nuevo parque para la ciudad, cuyo nombre será Parc de la República. El proyecto, adjudicado al gabinete Feu’Godoy Arquitectura, se halla ahora en fase de exposición pública para recoger propuestas ciudadanas de mejora. Seguir leyendo Un nuevo parque se gesta en Sant Pere Nord
Parc de Gernika, pinar urbano
Supongo que el concepto de «parque urbano» tiene tantas acepciones como visiones tienen los distintos arquitectos municipales. Así, lo que para unos es una zona verde asimilada a la ciudad, para otros es un parque perfectamente planificado. No voy a entrar en calificativos aquí; simplemente os comentaré que el parque que me ocupa en este post es el resultado de aprovechar una gran pineda existente en un proyecto urbanístico concebido para crear «la mayor operación de construcción de vivienda pública hecha en Terrassa, con 900 nuevas viviendas», según se señala desde el Ayuntamiento. Situado en el barrio de Torre-Sana, el Parque de Gernika tiene una superficie de 20.000 m² y pretende ser un homenaje a la ciudad vasca del mismo nombre, que fue bombardeada y arrasada por la aviación nazi en abril de 1937, transformándose en un emblema de la barbarie que fue la Guerra Civil española. Seguir leyendo Parc de Gernika, pinar urbano
Chimenea de la Tintorería Lanera
La chimenea de la Tintorería Lanera es única entre las de su género en Terrassa por su propia morfología, que la hace distinta a las demás. Se salvó de la remodelación de la antigua fábrica, que fue demolida en el año 2000 para construir un grupo de viviendas residenciales con una idílica placita en el centro que realza el extractor de humos. Dicha remodelación dio al traste con otra chimenea de la misma fábrica, que databa de 1920 y que también se hallaba catalogada, lo que generó una gran polémica por la pérdida irreparable de ese elemento arquitectónico. Seguir leyendo Chimenea de la Tintorería Lanera
Parc del Nord, inspiración inglesa
Una interesante intervención urbanística es la que se produjo en 1999 al crearse un espacio verde en la zona de la antigua estación de la RENFE, una vez finalizado el gran proyecto transformador que fue el soterramiento de las vías ferroviarias que separaban el norte y el sur de la ciudad de Terrassa. Ese gran espacio, reconvertido en un amplio paseo, reservó un área importante para habilitar el Parc del Nord, un pequeño pulmón verde que ha dado calidad de vida a los vecinos de la zona. El Ayuntamiento puso el proyecto en manos de los estudios BAMMP Arquitectos Asociados y Ruisánchez Arquitectos, que concibieron un proyecto basado en los parques urbanos británicos. Seguir leyendo Parc del Nord, inspiración inglesa
La Font del Progrés, homenaje a la ciencia
La industrialización de Terrassa estuvo muy ligada a los procesos innovadores desarrollados por la ciencia. Tal vez por ello Terrassa rinde homenaje a los inventores insignes en su callejero. Faraday, Galvani, Marconi, Galileo, Arquímedes… son nombres vinculados al progreso que se refieren a una zona del centro de la ciudad. A mediados del siglo XIX, la zona comprendida entre la rambla del Palau (actual Rambla d’Ègara) y el torrente del Batlle (calle de Faraday) comenzó a poblarse con una oleada de inmigrantes provenientes de Aragón, Valencia y el interior de Catalunya que construyeron allí sus hogares. En el centro de esa nueva zona urbanizada quedó un espacio libre que se transformó en una plaza y que en 1885 recibió el nombre de plaza del Progreso, en consonancia con los nombres de calles del entorno dedicados a científicos e inventores ilustres. Seguir leyendo La Font del Progrés, homenaje a la ciencia
Vallparadís, el Central Park de Terrassa
La transformación de los torrentes de Vallparadís, Monner y Les Ànimes en lo que hoy es el gran parque central de Terrassa ha supuesto, sin duda, el proyecto urbanístico de mayor relevancia tras el derribo de las antiguas murallas y la primera gran planificación de la ciudad. La ubicación de dichos torrentes en un nivel inferior al suelo urbano ha resultado clave para su supervivencia. Si dicha orografía fue antaño un puntal para la seguridad de los primeros asentamientos de población, significó posteriormente el gran problema de la ciudad para su cohesión territorial, al verse dividida por esta gran «falla» insalvable, que separaba el antiguo pueblo de Sant Pere de la Terrassa surgida en torno al palacio medieval hoy desaparecido. La construcción del puente del paseo permitió el crecimiento de la ciudad al salvar el gran torrente de Vallparadís, que seguía siendo un espacio salvaje en mitad de la ciudad. Seguir leyendo Vallparadís, el Central Park de Terrassa
Edificio Torredemer, sinuosidad casi etérea
Torredemer llegó a ser una de las más importantes fábricas textiles de Terrassa. Tal vez por ello, los propietarios del solar en el que se alzaba el edificio quisieron que fuera sustituida por un edificio de características singulares, capaz de captar la atención de quienes buscamos en la ciudad la belleza que la arquitectura le ha legado. Calidad y singularidad fueron dos de las premisas que los impulsores del proyecto plantearon al ejecutor del mismo. Calidad de los materiales y singularidad en cuanto a la propuesta formal. El proyecto fue encargado al arquitecto Eduard Broto Comerma, cuyo equipo se encargó de diseñar el edificio que hoy da protagonismo a un importante eje de la evolución urbanística experimentada por Terrassa en torno al cambio de década. Seguir leyendo Edificio Torredemer, sinuosidad casi etérea
Urbanismo textil
La arquitectura industrial -y no me estoy refiriendo a las joyas que el modernismo legó a la ciudad- marcó durante muchos años la fisionomía de Terrassa. Pequeños y medianos talleres dedicados al hilado de lanas se hallaban en pleno centro urbano conviviendo con las viviendas de los habitantes de esta ciudad. Si en los trazados tradicionales de muchas ciudades los hogares se disponían en calles radiales que confluían en la plaza de la iglesia, aquí fueron las fábricas los ejes vertebradores de los barrios obreros. Las iglesias del textil profesaban el culto a la tecnología y a los postulados de la revolución industrial, a remolque de lo que sucedía en Gran Bretaña, pero a la vanguardia de lo que ocurría en España.
Uno de los recuerdos de mi infancia está muy asociado al sonoro tac-tac de las máquinas de hilado y al olor de los productos químicos utilizados en el tinte que exhalaban esos talleres de ladrillo rojizo y grandes cristaleras cuarteadas. Mi generación y las precedentes crecimos con esa sensación en el ADN. Ser terrassense implicaba en muchos casos criarse entre telas. Ya desde el siglo XIX Terrassa es conocida como importante centro industrial del sector textil. El propio Mariano José de Larra alude a los «paños de Tarrasa» en su artículo sobre las corridas de toros. Pero la riqueza derivada de esa industria no siempre acarreó belleza, al transformar la ciudad en una gran colonia fabril, pues el urbanismo de la época no había ideado aún el concepto del polígono industrial.
La ciudad fue ejemplo en una universidad japonesa de mala urbanización, precisamente por ir creciendo desordenadamente alrededor de esas fábricas que fueron la razón de su progreso. Pero el tiempo se ha encargado de poner las cosas en su sitio. La ciudad ha puesto en valor los edificios valiosos de esa época y ha desterrado al extrarradio la industria textil, lo que ha dado pie a que muchas de esas fábricas puedan reconvertirse en edificios de viviendas y oficinas. Muchas incluso han dado lugar a espacios de uso público.
Su primaria estructura sigue cautivando a los nostálgicos y, donde antaño había fealdad, hoy hay belleza. Muchas siguen aún desocupadas, generando ese aspecto de nave fantasma en medio de la urbe, mientras las más afortunadas se han integrado en el paisaje urbano volviendo a ser útiles y humanizándose.
Aquí os dejo una pequeña muestra de esos antiguos telares, hiladurías y tintorerías; podréis encontrarlas en la calle Sant Gaietà.