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Torres Siglo XXI, verde horizonte

DSC03288Son el símbolo de una época de expansión urbanística de la ciudad, y están vinculadas a un proyecto más amplico que pretendía transformar el amplio espacio ocupado por el antiguo vapor Terrassa Industrial S.A. en un complejo residencial y comercial. Las Torres  Siglo XXI fueron concebidas dentro del proyecto denominado Parc Central Segle XXI, diseñado por el arquitecto Toni Mas y promovido por la empresa Inmovalero. Con él se pretendía dinamizar la zona donde confluyen las carreteras de Montcada y Rubí, mediante la construcción de viviendas de lujo y un pequeño centro comercial con salas de cine, tiendas y establecimientos de restauración.

Los dos rascacielos se erigieron en 2004, transformando el horizonte de la ciudad, dominado hasta entonces solo por el edificio de Mutua de Terrassa. Hoy, la reflectante superficie de sus fachadas llenan de ocre verdoso los atardeceres, al captar los últimos rayos del sol y su silueta destaca con marcado protagonismo en el skyline de Terrassa.

Durante semanas he estado a la espera de noticias del despacho de Toni Mas para poder dotar de contenido esta reseña. A pesar de que he solicitado esa información en varias ocasiones, no he obtenido respuesta por parte de quien más conoce el proyecto, así que pocos son los datos que puedo ofreceros, salvo mis propias e inexpertas observaciones y la breve reseña hallada en la página web del promotor.

El Parc Central Segle XXI es un conjunto residencial que comprende un total de 150 viviendas repartidas en dos torres de 15 plantas, y un tercer edificio anexo. Se concibió con la finalidad de crear una zona de alto standing  en la ciudad y para ello se diseñaron viviendas de lujo y dúplex de hasta 185 metros cuadrados dotados de la más alta calidad y los más modernos sistemas de construcción. El complejo se remató con un gran centro comercial de 33.000 metros cuadrados y un aparcamiento de rotación para 700 vehículos.

En su concepción formal las dos torres plantean una propuesta simple y racional basada en las líneas rectas, cuyo elemento descriptivo es el uso del cristal de color verde. Una especie de armazón de hormigón gris enmarca la silueta de los dos edificios, dejando en su interior  una piel cristalina veteada mediante cuadrados que configuran un mosaico de tonos blancos, esmeraldas y turquesas.

La disposición de las dos torres se estableció en diagonal, de manera que entre ambos cuerpos se crean espacios amplios que se destinaron a dos grandes plazas que dan realce al conjunto, y en torno a la que se ubicaron los distintos establecimientos comerciales y de ocio.

La crisis económica ha deslucido un tanto la intencionalidad del proyecto, aunque el espacio público sigue siendo un referente para muchos ciudadanos y algunos de los establecimientos de restauración sobreviven; no así el centro comercial y sus  salas de cine. Con todo, por su concepción, puede decirse que las torres son un referente de la arquitectura contemporánea de Terrassa.

 

Can Jofresa, el «Manhattan» egarense

Torres de Siglo XX vistas desde Vallparadís

Cuando uno piensa en el la palabra «skyline» inevitablemente la mente vuela hacia Nueva York y su espectacular horizonte de rascacielos vistos desde Staten Island; pero si uno busca, todas las ciudades tienen su propio -en ocasiones modesto- skyline marcado por los edificios más altos que delimitan una línea de referencia en el cielo. Campanarios, torres amuralladas, edificios de gran altura… son muchos los elementos que definen las atalayas de la ciudad, aunque muchas veces no puedan conformar lo que visualmente se conoce como un skyline. Sin embargo, Terrassa sí cuenta con el suyo propio, aunque no lo delimiten edificios de gran valor arquitectónico, ni mucho menos significativos por su belleza. CanJofresa
Durante muchos años para mí esa silueta recortada en el cielo la ha marcado en Terrassa el conjunto de mini-rascacielos de Can Jofresa, el «Manhattan terrassense«. Y es que su ubicación, al sur de la ciudad, en un pequeño promontorio generado por la Riera del Palau y anexo al principal acceso a la ciudad desde Barcelona, resalta su imponente presencia, incluso aún hoy en día.
Son edificios colmena humildes, pensados para acoger a esas familias de obreros que levantaron la ciudad con su esfuerzo. Carecen de valores arquitectónicos y ni siquiera son los primeros edificios de más de 10 plantas que se construyeron en Terrassa, pero su estratégica ubicación sigue resaltando su silueta y les confiere un papel protagonista de primera magnitud en el skyline egarense. Su historia se remonta a los años 70 del siglo XX, cuando se edificaron estos 12 gigantes, que dieron la réplica a los que se habían construido en la década precedente en el barrio de Sant Llorenç, al noroeste de la ciudad, entre la riera de Les Arenes y la carretera de Castellar del Vallès. Formaban parte de un conjunto de 24 bloques que albergan un total de 825 viviendas y que fueron construidos en los terrenos que antes ocupaba una masía del siglo XV, conocida como Can Jofresa de les Hortes.

Chimenea de la antigua Bòbila Almirall

Durante muchos años, el perfil de Can Jofresa y el edificio de Mutua de Terrassa han emergido por encima de los tejados de la ciudad, al igual que lo hicieran las chimeneas de las fábricas, una de las cuales, la de la bòbila Almirall, ostenta el récord de ser la más alta del mundo dotada de escalera de caracol, con 56 metros de altura. La Torre del Palau, engullida por la vorágine urbanística, exhibe tímidamente sus 27 metros de altura, al igual que el campanario de la catedral, visible desde algunos puntos de la ciudad.

Llegados los 90 esa línea del horizonte se completó con las torres del Siglo XX, los dos edificios gemelos alzados en el barrio del mismo nombre y que han aportado a un skyline marcado por los tonos rojizos de las chimeneas y de Can Jofresa y por el blanco de la Mutua el nuevo color verdoso característico de estos modernos edificios.