Terrassa, una ciudad «bendecida» por los avances tecnológicos
A mediados del siglo XVIII y hasta principios del XX se produjo en Europa un fenómeno conocido como Revolución Industrial, que constituyó el cambio fundamental hacia la edad moderna y contemporánea en lo que se refiere a los modelos de producción económica, que conllevaron también drásticos cambios en la sociedad y la cultura. Con origen en Gran Bretaña, esta transformación, provocada por el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a los antiguos oficios, arraigó con inusitada fuerza en Catalunya y, de forma muy notable, en la ciudad de Terrassa. Al albur de la industrialización, la economía basada en la actividad manual se sustituye por la actividad mecánica, dando lugar a la industria y a la manufactura y, con ellas, a la producción de bienes de consumo en mayor cantidad, de forma más rápida y con más calidad. El invento de la máquina de vapor fue clave para este gran cambio en los sistemas de producción, al permitir la creación en serie de bienes para el consumo. Pero también la aparición de nuevos medios de transporte más rápidos y eficientes, que permitieron potenciar el comercio. La forja del hierro como elemento arquitectónico es otro de los adelantos de la época, permitiendo la construcción de grandes estructuras que dieron lugar a amplias naves de trabajo, entre otros edificios.
Entonces se produce el gran éxodo de ciudadanos procedentes del campo a las ciudades para trabajar como obreros de las numerosas fábricas que iban apareciendo. Terrassa empieza a multiplicar su población de forma exponencial, dejando de ser un pequeño municipio para transformarse en una gran ciudad. La ciudad se llena de naves de ladrillo y altas chimeneas de los vapores que movían la industria local. La sociedad empieza a cambiar, alejándose de la economía agrícola y centrándose en una potente industria lanera que muy pronto situaría los «paños de Terrassa» en el mapa del sector textil internacional. Los grandes industriales crearon una importante burguesía local que quiso dotarse también de sus propios ateneos, casinos y teatros, brindando así a la ciudad de una rica agenda cultural y de equipamientos urbanos aderezados por una nueva corriente artística que floreció entre los siglos XIX y XX: el Modernismo.
Como expresión arquitectónica, el modernismo es una corriente esencialmente decorativa, aunque dotada de soluciones arquitectónicas originales. La arquitectura de la ingeniería del siglo XIX estaba ampliamente basada en el desarrollo del hierro, primero como hierro fundido, después como hierro forjado, más tarde como acero. Pero posteriormente fue incorporando nuevos elementos, como el hormigón armado. Impregnada de los gustos estéticos de esa época, esa arquitectura industrial también evolucionó incorporando los criterios ornamentales de la corriente modernista, al igual que ocurriera en el caso de la arquitectura residencial. El origen de este tipo de arquitectura se localiza en Bélgica, donde nace bajo en nombre de Art Noveau de la mano de los arquitectos Van de Velde y Victor Horta. Pero su ideario se expande por más lugares del mundo. Viena ve nacer la Sezession, con figuras totémicas como Otto Wagner, y en Catalunya surge el Modernisme y Noucentisme con Antoni Gaudí, entre otros.
A mediados del siglo XIX Terrassa era una de las ciudades catalanas y españolas punteras en la revolución industrial. Se había especializado en la industria de la lana y el sector textil era el auténtico motor económico de una ciudad totalmente transformada. Los prohombres de la época, tal como ocurre en la actualidad, también quisieron rivalizar a la hora de erigir sus fábricas y residencias. Para ello, recurrieron a algunos de los arquitectos de la época más significados con esta corriente estética. Melcior Vinyals, Josep Maria Coll i Bacardí o Lluís Muncunill fueron algunos de los artífices de la eclosión del modernismo en la ciudad, especialmente el último de ellos, que fue el arquitecto más prolífico, autor de algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad.
El rápido desarrollo de Terrassa en una época muy concreta de su historia hizo que se produjera una gran concentración de edificios de interés artístico, que surgieron al amparo de la industria. De ahí el concepto del modernismo industrial con el que las instituciones promueven ahora el turismo cultural en la ciudad. Dicha concentración es tal que constituye una de las más importantes del mundo si tenemos en cuenta la profusión de fábricas, viviendas, edificios públicos y otros elementos urbanísticos. No en vano, en un pasado reciente, la ciudad podía verse como un gran complejo fabril dominado por las chimeneas, hoy en día también principal elemento visual, aunque con una función meramente estética.
El modernismo legó a la ciudad alrededor de 70 edificios de interés histórico y cultural, entre los que cabría destacar la Masia Freixa, el Vapor Aymerich, Amat i Jover, la Casa Josep Maria Coll i Bacardí (Casa Baumann), la Casa Alegre de Sagrera, el Teatro Principal o la antigua confitería Vídua Carné.
A raíz de la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, en los que Terrassa fue subsede olímpica de hoquey hierba, la ciudad se planteó la posibilidad de explotar turísticamente su potencial patrimonial. Los fenómenos del turismo cultural y del turismo industrial empezaban a llegar al gran público en una época en la que Cataluña exploraba la evolución futura del modelo turístico definido en los años sesenta y setenta. Terrassa empezó a crear una oferta de servicios y rutas turísticas estrechamente vinculadas al patrimonio industrial modernista, así como también a elementos singulares de su patrimonio medieval, como el conjunto de las iglesias de Sant Pere, o de su entorno paisajístico, como el Parque Natural de Sant Llorenç i la Serra de l’Obac.
En la primavera de 1993, el Ayuntamiento, el Museo de Terrassa y el Museo Textil organizaron una jornada cultural y festiva en la que se reprodujo la ambientación de la Terrassa de un siglo atrás: exactamente, del 28 de marzo de 1918. Esa ruta teatralizada comportó la recreación de vestuarios, y escenas características, que permitían revivir la atmósfera de la antigua ciudad industrial.
La década siguiente se fue consolidando progresivamente la oferta turística egarense, y Terrassa consolidó su posición en el mapa turístico catalán, con el apoyo de la Diputación de Barcelona y de la Generalitat de Cataluña. Ello le permitió tomar parte posteriormente en iniciativas como la red Réseau Art Nouveau Network, creada a escala europea en 1999, o la Red de Turismo Industrial de Cataluña (XATIC, www.xatic.cat), con sede en Terrasa desde 2006.
Actualmente, Terrasa ocupa un lugar destacado en el mapa europeo del modernismo y el turismo industrial, junto a municipios como Barcelona, Reus, Sitges,Bad Nauheim (Alemania), Lodz (Polonia), Tiflis (Georgia), La-Chaux-de – Fonds (Suiza), Bruselas (Bélgica), Alesund (Noruega), Glasgow (Reino Unido), Helsinki(Finlandia), Viena (Austria), Liubliana (Eslovenia), Nancy y Aviñón (Francia) o la provincia de Varese ( Italia).
En torno a todo ese patrimonio, el Ayuntamiento de Terrassa pone a disposición de los visitantes hasta cinco rutas turísticas a través de las cuales se dan a conocer algunos de los principales edificios, su historia y sus valores arquitectónicos (www.visitaterrassa.cat).
Casa del Bunyolero

Casa Joan Barata
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La Casa Joan Barata, como es conocido este edificio de tres plantas, se halla en la ruta del modernismo que transcurre por el centro de la ciudad, en una calle que cuenta con varios ejemplos de este legado arquitectónico. La reforma de Muncunill afectó al interior y al exterior, cambiando por completo su fisionomía con elementos claramente modernistas entre los que destaca fundamentalmente el uso del esgrafiado, que hace de esta casa un ejemplo singular en Terrassa. Valiéndose de esta técnica (consistente en cincelar dibujos en el enlucido y revestimiento de los muros), Muncunill “pintó” con hojas toda la fachada.
Almacén Cortés i Prats

Almacén Joaquim Alegre

Ayuntamiento de Terrassa

Mercado de la Independencia

Masia Freixa

Sociedad General de Electricidad

Teatro Principal
