Catedral de Terrassa 2: el atrio neogótico

Segunda entrega sobre la Catedral de Terrassa. Tras describir la última intervención contemporánea, voy a ocuparme ahora de la remodelación que marcó la primera transformación de la fachada de la entonces Iglesia del Sant Esperit, hasta entonces caracterizada por una austeridad casi precaria. El lavado de cara del frontispicio introdujo elementos del neogótico, en un intento por armonizar el aspecto exterior de la Catedral con su interior de estilo gótico tardío (queda para el tercer y último post dedicado a la Catedral de Terrassa).

Fue en el año 1917, según un proyecto elaborado por los arquitectos Alexandre Soler i March y Amadeu Llopart i Vilalta, cuando se construyó la fachada neogótica que precede a la entrada del templo. Cubre y cierra el atrio con los tres grandes arcos apuntados que durante muchos años han sido el sello distintivo del Sant Esperit. El proyecto contemplaba la construcción de una aguja de 64 metros que, según parece, finalmente no se llevó a cabo por el miedo a que los cimientos no soportaran su peso y la estructura cediese.  En su lugar, muchos años después, se optó por la finalización de la fachada siguiendo los postulados del momento, y se optó por los planteamientos contemporáneos y minimalistas descritos en el anterior post que compartí.

Cuatro robustos pilares con base exagonal sustentan las tres grandes arcadas del pórtico. Aparecen formados con molduras en forma de baqueta que simulan columnas de las cuales parten las distintas nervaduras que conforman cada arco, seis en total. En el cruce de las nervaduras que forman la bóveda de cañón que cubre el atrio los arquitectos ubicaron claves decoradas con distintos motivos. Así, podemos contemplar al espíritu santo en forma de paloma en la arcada central, mientras que en las otras observamos motivos florales y de figuras religiosas.

El atrio porticado se halla cerrado por una reja de hierro forjado y sobre esa estructura se sustenta una galería adornada con balaustrada donde destacan cuatro estatuas que fueron incorporadas en 2005, tras la última reforma del templo. Son cuatro grandes figuras de bronce creadas por el escultor vasco Luis Beitiaque, que representan a San Miguel, Santa Elena, San Benito y San Antonio María Claret. Las cuatro enmarcan los estilizados remates de los arcos apuntados, que culminan con sendos pináculos.

Volviendo al interior del porche, nos encontramos con el acceso al templo, caracterizado por su portalada trompeteada con arquivoltas, decorada con estatuas y dividida en dos por un mainel esculpido. Adornan la portalada las esculturas de Nicanor Carballo, que representan a los 12 apóstoles y a Jesucristo. Sobre ese conjunto, cobra protagonismo un tímpano con relieves que representan la Santísima Trinidad, que es obra del escultor Carles Armiño. A ambos lados contemplamos otros accesos a estancias de la Catedral (el sótano, por ejemplo) franqueados por puertas de madera ricamente labradas.

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Imagen de la fachada, tal y como fue concebida por los arquitectos Alexandre Soler i March y Amadeu Llopart i Vilalta, con la espectacular aguja de 64 metros.

Un comentario en “Catedral de Terrassa 2: el atrio neogótico”

  1. De fet les quatre figures que veiem a l’exterior no ocupen cap espai que anteriorment ja hagués estat ocupat. Els quatre sant actuals, bé tres sants i una santa, tenen un significat que si no el saps el dia que ens veiem personalment ja t’explicaré.

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